Reportaje
Taller PRS-Aspromor
Ortigueira, el círculo virtuoso de la inclusión
03/02/2015
Blanca Abella
Reducir, reciclar, reutilizar e incluir. Las tres R de la ecología suman en este caso la I de la Inclusión, porque el taller PRS-Aspromor tiene como objetivo fundamental la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual. Este taller, situado en Ortigueira, Galicia, cumple estas cuatro normas pero además contribuye al equilibrio económico, ya que su trabajo de reparación ahorra costes a empresas y administraciones públicas.
“Jesús Flores fue quien tuvo la idea de que esta actividad podríamos desarrollarla en este centro”, asegura Fernando Casás, responsable de Desarrollo de Negocio de
Aspromor. Jesús Flores es el director general de la
Fundación Carlos Martín, una persona en constante búsqueda de soluciones para el sector de la discapacidad. Y el taller PRS es un hallazgo para los responsables de Aspromor: “ha sido un descubrimiento que no sospechábamos”, afirma Mª José Fojo, directora y pedagoga de Aspromor.
PRS son las siglas de
Plastic Repair System (Sistema de Reparación de Plásticos) una empresa navarra surgida en 2011 y pionera en la reparación y mantenimiento de cualquier elemento fabricado con Polietileno o Polipropileno mediante inyección de filamentos plásticos, el mejor sistema de reparación existente en el mercado. La técnica de reparación es especial, por termosoldadura, y otorga a los productos una mayor garantía que la ofrecida por las técnicas tradicionales basadas en tornillería, grapas o chapas metálicas. Además, cumple las tres R y resulta más económico y, sobre todo, inclusivo. En el año 2011 la empresa inició su proceso de expansión con la creación de una red de talleres autorizados y en la actualidad son 30 en toda España.
Empleo verde
Dentro de este sector, cobra especial relevancia la reparación puntual de roturas en los contenedores de residuos sólidos, reparación puntual de las roturas que presenten los distintos recipientes, utilizados en la recogida de Residuos Sólidos Urbanos (Basura) en los pueblos y ciudades, que estén fabricados en Polietileno o Polipropileno. Y en el entorno de Aspromor, en la costa gallega, existe una gran posibilidad, que ya se ha empezado a desarrollar, en el campo de la pesca, ya que las cajas de plástico utilizadas en las lonjas son también de este material.
La elección de esta nueva línea de negocio impulsada por Jesús Flores, entre otros, responde al deseo de cumplir con principios fundamentales, como son la participación, en estos tiempos difíciles, de crisis y austeridad, en acciones orientadas al ahorro de costes por parte de las administraciones públicas y, por supuesto, de las empresas; la participación en acciones que se orientan a la protección del medio ambiente, desde el paradigma de las tres R (Reparar, Reducir y Reutilizar) y tercero, y fundamental, introducir al colectivo de personas con discapacidad intelectual en esta cadena de valor, mediante el desarrollo de acciones formativas que en el medio y largo plazo, se traduzcan en empleo, en este caso, en el llamado empleo verde.
Del curso de formación al empleo
El curso de reparación de envases de Plástico (P.R.S.) se realizó con 12 alumnos gracias a la subvención de la Xunta, a través de fondos europeos y mediante los GAC (Grupos de Acción Costeira). Siete alumnos fueron seleccionados entre los usuarios del Centro Ocupacional de Aspromor y los cinco restantes eran del exterior pero también personas con discapacidad.
Después del curso de formación esta actividad se puso en marcha en Aspromor como un taller ocupacional compuesto por una responsable de taller (sin discapacidad) que está al cargo de los siete usuarios pertenecientes al Centro ocupacional y un operario a tiempo parcial (con discapacidad) que da apoyo a la encargada de taller y a los usuarios. “Y a medida que se desarrolle la actividad, se contratará a más gente con discapacidad que ya ha hecho el curso”, asegura Fernando Casás, porque ese es el objetivo.
“Es un trabajo que puede asumir una persona con discapacidad intelectual bajo la supervisión de un monitor y además es un negocio muy adecuado para esta zona, ya que tenemos entre los clientes potenciales a los ayuntamientos, por los contenedores de basura, y a las lonjas de pescado, ya que estamos en el litoral, en la costa norte de Galicia”, explica Casás. Y recalca, “además tiene dos vertientes, una inclusiva, social, y otra ecológica, colaborando con el medio ambiente”.
Fernando Casás es también comercial en Aspromor, está encargado de visitar los ayuntamientos y las lonjas y ofrecerles la oportunidad de este servicio: “en principio son un poco reticentes porque es algo novedoso, pero el tema social está influyendo bastante y los ayuntamientos son sensibles a esto, además les haces ver que les compensa el trabajo económicamente y que el material queda bien, perfecto y estéticamente también porque prácticamente no se notan las soldaduras, queda igual que nuevo y con garantías, más reforzado”.
Actualmente, Aspromor tiene como clientes a los concellos de Ortigueira, Cariño, Mañón, O Vicedo, Valdoviño, San Sadurniño, Ares, Mugardos, Fene y Pontedeume. En el caso de las lonjas, ya han llegado a acuerdos con las de Celeiro, Cedeira, Cariño y Burela. Y además mantienen colaboración con las Empresas Urbaser de Ferrol y Celta Prix.
En la medida en que la actividad vaya teniendo carga de trabajo y afianzándose se podrá pensar en la posibilidad de generar empleo para personas con discapacidad intelectual e incluso llegar a convertirse en un Centro Especial de Empleo (CEE).
Mientras, Fernando Casas continúa como él mismo dice “captando, captando”, convenciendo a todo el que puede de la oportunidad de este servicio, de la importancia de esas tres R, de la Inclusión, y del ahorro económico en tiempos difíciles.
... llegar a CEE
Mª José Fojo nos habla de la historia de Aspromor, ligada inevitablemente a la historia de Galicia, a su geografía, a su dispersión, entre otras características: “Ortigueira es un pueblo muy pequeño, de una zona rural, apartada del núcleo urbano y con el problema de la comunicación siempre presente. En Aspromor tenemos 32 usuarios con discapacidad intelectual y no tenemos más por la problemática de la dispersión geográfica, porque ya hay cuatro furgonetas en danza todos los días haciendo cuatro rutas distintas, y no se pueden asumir más trayectos, incluso por la lejanía, porque la que más recorrido hace le lleva hora y media por la mañana y otra hora y media por la tarde... es la coyuntura de esta zona, es Galicia”.
Y como cualquier otra zona de Galicia, de España, Ortigueira ha sufrido los efectos de la crisis. En Aspromor había un CEE hace años y tuvieron que cerrarlo tras el cierre de la empresa que contrataba sus servicios: “Ahora es una organización con un Centro Ocupacional y una vivienda tutelada”, explica.
Pero no se resignan y mantienen la esperanza de volver a esos tiempos, de mejorar incluso, y muestran la ilusión que el nuevo proyecto despierta en ellos: “Cuando se inició el proyecto de PRS fue un revulsivo, por un lado ves futuro, es muy novedoso, no lo conoce casi nadie y en época de crisis, cuando los concellos tienen presupuestos escaso para contenedores, les viene genial reparar en lugar de comprar, como dice Fernando (refiriéndose a Casás), por el precio de un contenedor reparamos seis”.
Asegura Mª José que el cliente está muy satisfecho porque los contenedores parecen nuevos, no tienen remaches y tornillos, es un sistema más limpio y estético que el tradicional. En cuanto a los usuarios, ella considera que es un trabajo muy adecuado para ellos: “La actividad requiere un poco de profesionalización pero no es un aprendizaje complicado para personas con discapacidad intelectual. Hicieron previamente un curso de formación, que dio muy buen resultado y tienen un encargado de taller que hace los apoyos en los momentos necesarios, incluso la maquinaria es sencilla”.
La necesidad del trabajo no es algo que reclamen únicamente los responsables de esta entidad, es una sensación que se respira en el ambiente, que conocen y observan en los usuarios, en las personas con discapacidad intelectual: “ellos echan de menos esa actividad laboral, ver que el
producto sale al mercado, que se valora, que es válido para una empresa, para un concello”. Y este trabajo en concreto satisface enormemente a todos ellos: “lo ven como un trabajo ordinario que pueden desempeñar en cualquier momento, en una empresa o que se puede montar aquí como un CEE, y de momento está dando muy buenos resultados. Cuando ven el camión que llega lleno de contenedores para arreglar es una gran motivación”.
“Es una actividad sencilla, no es engorroso, la maquinaria también es sencilla, es un nuevo aprendizaje y el resultado es muy inmediato y eso es bueno, muy gratificante para ellos, no estar ahí con una actividad meses y meses y que se acumula. Ha sido un descubrimiento que no sospechábamos y sobre todo en un momento... teníamos un taller vacío con maquinaria y cosas que era una pena perder. Además, es plástico y es muy contaminante y así se evita hacer cajas nuevas”, resuelve con firmeza Mª José Fojo.